La familia de Juan Carlos sufría mucho debido a su
adicción. Él era señalado y rechazado constantemente por no tomar la decisión
de dejar las drogas y el alcohol. Los padres entendían el problema de su hijo
como “falta de voluntad”. Lo tomaban como una ofensa personal porque pensaban que
su hijo simplemente no quería dejar de consumir, ni siquiera por el daño que le
causaba a la familia. Lo tildaban de “vicioso”.
Gracias a diversas investigaciones
en el tema, hoy se sabe que los adictos a la marihuana, la cocaína, la heroína
y otras drogas legales – como el alcohol y el cigarrillo - no lo son por su
voluntad, sino que
diversas disfunciones de su cerebro no los dejan vencer su adicción. Por esta
razón deben considerarse enfermos. No se trata de una especie de “moral quebrantada” o de falta de
“autocontrol”, como a veces se entiende popularmente.
Las drogas afectan ciertas regiones cerebrales relacionadas
con el “circuito de recompensa” y el neurotransmisor dopamina – generadores del
placer y la recompensa.
El exceso de dopamina, que inicialmente se dispara
con el uso de las drogas se torna cada vez más insuficiente, requiriendo un
aumento progresivo del consumo, para lograr la misma sensación placentera.
Las drogas también afectan circuitos en el área
prefrontal del cerebro, la cual está involucrada en el control de impulsos, la
corteza prefrontal completa su maduración alrededor de los 21 años lo cual
explica porqué los adolescentes son más vulnerables al uso y abuso de las
drogas.
Ciertas deficiencias en la función prefrontal igualmente
favorecen las adicciones. Esto explica el porqué no todas las personas que
prueban drogas se tornan adictos a ellas.
De la misma manera, el estrés contribuye a fallas a
nivel neuronal, aumentando el riesgo a la adicción, al igual que la genética, que
se relaciona con una vulnerabilidad hacia estas.
Las adicciones son reversibles. El cerebro está en
capacidad para sanar esta condición. Con neurofeedback, nos valemos de
tecnología, para amplificar dicha capacidad y lograr una recuperación segura y
eficaz tanto desde la dependencia fisiológica, como desde la resolución
psicológica.
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