El cerebro determina todo lo que hacemos: desde cómo
pensamos hasta cómo nos sentimos, cómo nos comportamos y cómo nos relacionamos
con los demás.
Debido al rol primordial y definitivo que nuestro
cerebro determina para nuestras vidas, es importante educarnos sobre él y sobre
cómo podemos cuidar de nuestra salud cerebral. Hay una serie de creencias que
desdibujan la forma cómo entendemos el cerebro y por ende quisiera discutir
algunas de ellas en tres puntos:
Primero: Nuestra genética determina menos de un
tercio de la salud de nuestro cerebro a lo largo de nuestra vida. Es errado
pensar que los genes son un factor determinante en nuestra salud cerebral. El
estilo de vida es clave y de gran influencia sobre nuestros destinos, debido a
que, si bien la genética ofrece unas tendencias, la plasticidad cerebral
permite que el cerebro este en permanente moldeamiento – y esto es algo que
podemos utilizar para nuestro beneficio o en contra. Somos escultores de
nuestro cerebro, en la medida en que con cada acción, pensamiento y sentimiento
estamos moldeando este muy plástico órgano fantástico – bien sea que nos lo
estemos proponiendo o no. El reto entonces está en aprovechar esta
característica de la función y estructura cerebral para mejorar nuestra vida
personal, familiar y profesional, y retrasar posibles vulnerabilidades como la
demencia.
Segundo: El Alzheimer, tipo de demencia
más común en los adultos mayores, si bien aún no se demuestra que pueda ser
evitado, sí es posible retrasar significativamente su aparición según el
National Institute of Health. El ejercicio físico, y mantenernos activos
cognitivamente, combinado con una dieta saludable, pueden proteger nuestros
cerebros a través de la llamada reserva cerebral. De manera que sí tenemos
medios para influir sobre esta enfermedad.
Tercero: Frecuentemente algunas
personas dicen que “Sólo utilizamos el 10% del cerebro”. La verdad es
que usamos todo nuestro cerebro ( o prácticamente todo), solo que no
necesariamente todos los circuitos están activados al mismo tiempo ni
permanentemente. Por otro lado, debido a lo variadas que son las actividades en
la vida de una persona, todos los circuitos se utilizan con mucha regularidad. Nuevamente,
cuanto más expuestos estemos a desafíos cognitivos, y a un estilo de vida
saludable, donde se le da merecida importancia al sueño, a la buena
alimentación, al ejercicio, y al cultivar relaciones interpersonales sanas, nuestro cerebro tenderá a funcionar de
una manera mucho más integral a nivel de sus diferentes circuitos y redes
neuronales, favoreciendo la salud cerebral. Y a más salud cerebral, más salud
mental, equilibrio emocional, resiliencia, comportamientos más adaptativos y
adecuados, y mejor calidad de vida!
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