domingo, 29 de mayo de 2016

Mejorar su salud cerebral es mejorar la calidad de su vida

Cuando se habla de salud, generalmente se alude a la física –la del cuerpo–. Pero pocas veces se hace referencia a la salud cerebral, siendo que el bienestar de este órgano –la máquina más maravillosa que existe en la naturaleza– determina inmensamente nuestra calidad de vida y felicidad.

El cerebro es responsable de cómo actuamos, cómo pensamos, cómo nos sentimos, cómo percibimos el mundo y cómo nos relacionamos. De nuestra salud cerebral depende nuestra salud mental, emocional y está también muy vinculada con nuestra salud física.

Infortunadamente el cuidado del cerebro no es algo de lo que se habla mucho. Por ejemplo, es poco o nada lo que se les enseña a los niños en escuela y casa sobre este órgano, su cuidado y las implicaciones de no hacerlo. 

Tampoco los profesionales de la salud se manifiestan demasiado respecto a la importancia de la salud cerebral y el cómo promoverla.

Y el entorno tampoco ayuda…

Estamos bombardeados por comidas que atacan nuestra salud. ¡La cultura está llena de alimentos que nos matan antes de tiempo! Poca fibra, alimentos altamente procesados, inundados de pesticidas y químicos (preservantes, realzantes de sabores, colorantes...) y con altos índices glicémicos pululan. Este tipo de alimentación daña los órganos de nuestro cuerpo, promueve la inflamación celular e induce a una comunicación errática de las células cerebrales y las calidades de estos alimentos están asociadas al cáncer, la depresión, la demencia y otras múltiples enfermedades.

Los medios de comunicación tampoco dan respiro. En forma repetitiva lo que se ve y escucha son noticias generadoras de pensamientos tóxicos disparadores de miedos, caos y desastre. Y para nuestra desventura (así somos…), el cerebro presta más atención a las malas noticias que a las buenas. Y entonces el cortisol –la hormona del estrés– se descarga, deteriorando el sistema inmunológico, estropeando funciones como la memoria y favoreciendo el asentamiento de grasa corporal.

Los dispositivos tecnológicos no admiten descanso: estos juguetes adictivos afectan la capacidad de foco atencional en niños y adultos acortándolo cada vez más y separándonos de nuestros seres queridos. Pasamos en general más tiempo con los primeros que con los segundos.

Si sumamos mala alimentación, estrés y abuso de tecnología, tal vez no sea tan difícil entender porqué los estudios de alzhéimer proyectan que esta enfermedad se cuadruplicará en 35 años, y el 50 % de las personas que lleguen a los 81 años la padecerá.

La depresión también está disparada: la OMS estima que hay 350 millones de personas en el mundo, de todas las edades, que la padecen, y esto también eleva el riesgo de desarrollar alzhéimer. Tal vez muchas mujeres no saben, por ejemplo, que los anticonceptivos orales reducen la serotonina (neurotransmisor) y las vitaminas B del organismo, ambas claves para la sensación de bienestar del individuo.

El peso corporal está asociado directamente con el tamaño de nuestro cerebro. En la medida en que nuestro peso sube, ¡el volumen físico de nuestro cerebro disminuye! El aumento de peso tiene todo que ver con un estilo de vida poco saludable (sedentarismo, mala alimentación, deprivación del sueño, etc.). Esta variable, junto con nuestros valores de glicemia, colesterol y presión arterial deberían estar siendo controlados y atendidos en forma permanente. La obesidad, la enfermedad cardíaca, la tensión alta y la diabetes tipo II son todas afecciones prevenibles y que dependen de nuestros hábitos y estilo de vida.

Los golpes en la cabeza, incluido el cabeceo del balón en el fútbol, producen desde lesiones cerebrales moderadas, hasta severas. Incluso la lesión moderada puede ser causal de desarrollo de enfermedades psiquiátricas. Para quienes les interesa este asunto, recomiendo ver la película La verdad oculta (Concussion), donde se expone el tema de la encefalopatía traumática crónica, enfermedad degenerativa producto de los golpes a la cabeza que sufren los jugadores de fútbol americano. Es realmente absurdo que estemos permitiendo a nuestros niños golpear balones con la cabeza. ¡Estos son cerebros en desarrollo!

Durante el sueño el cerebro tiene unos procesos de reparación y de eliminación de desechos celulares tóxicos que son esenciales a la salud cerebral. Si las horas de sueño no son suficientes, estos procesos quedan incompletos. No nos sintamos orgullosos de dormir poco, sino preocupados por hacerlo. Dormir es una necesidad fisiológica, y la falta de sueño “pasa la factura” tarde o temprano. Así mismo, si se ronca, es importante realizar un estudio de sueño para descartar apneas (pausas en la respiración que ocurren durante el sueño y que muy frecuentemente cursan sin ser diagnosticadas). Las apneas matan neuronas, porque no llega oxígeno. Las personas suelen sentirse crónicamente cansadas cuando las sufren. Estas triplican el riesgo del alzhéimer y aumentan la posibilidad de infartos, entre muchas otras consecuencias.

Hacer ejercicio más de dos veces a la semana es importante para mantener el cerebro oxigenado, tiene efecto antidepresivo, ayuda a mantener el peso corporal, previene la osteoporosis y tiene una cantidad de otros beneficios para el organismo.

Todos debemos investigar formas para manejar el estrés. El estrés excesivo o permanente tiene un impacto negativo significativo si no aprendemos a manejarlo adecuadamente, y a largo plazo, afecta el cerebro ya que mata neuronas.

Mantenernos activos mentalmente, retando al cerebro, aprendiendo cosas nuevas, enfrentándonos a situaciones distintas, favorece un cerebro saludable, porque permanece activa su plasticidad.

Es necesario buscar ayuda cuando se presenten problemas psiquiátricos. Esto no es un asunto moral ni es signo de debilidad; se trata de un problema médico, de origen cerebral. La salud mental radica en la salud cerebral.
La salud cerebral siempre se puede optimizar, no importa si está comprometida o si ya es muy buena. Gran parte está en nuestros hábitos. Mientras más se cuide del cerebro (propio y de nuestra familia) y más se evite aquello que le hace daño, menos posibilidades habrá de manifestar enfermedades psiquiátricas y mejor nos sentiremos, mejor nos relacionaremos, mejores decisiones tomaremos, más capacidades lograremos desplegar, más eficientes y exitosos seremos en aquello que hagamos ¡y mejor calidad de vida tendremos!

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