El estrés es una situación natural en nuestras vidas. Un poco
de estrés puede ser incluso de ayuda para sostener la motivación, e influenciar
la productividad y el éxito. Pero el estrés excesivo y/o permanente
puede tener un impacto negativo significativo si no aprendemos a manejarlo
adecuadamente. A largo plazo, incluso nuestros cerebros se ven afectados.
El estrés puede desarrollar depresión y
un aumento del riesgo de desarrollar Alzheimer y declive cognitivo temprano en
general. Esto se debe a que el estrés activa una “alarma”que dispara en nuestro
organismo una condición fisiológica particular – la respuesta de lucha o huida. Cuando estamos en lucha o huida se aumenta la producción
de adrenalina y cortisol (hormonas) las cuales aceleran la frecuencia
cardíaca, elevan el metabolismo y la
presión arterial, incrementan la atención y la respuesta inmunológica y anti
inflamatoria y disminuyen la sensibilidad al dolor. Todo lo anterior es
positivo si nos encontramos frente a una situación donde estamos buscando
sobrevivir, o estamos en“modo de emergencia”.
Por ejemplo, si alguien nos va a agredir físicamente, necesitariamos
salir corriendo y todos estos mecanismos se dispararan, para nuestra ventaja.
Pero cuando la situación estresante se acaba, el cuerpo idealmente necesita
volver a niveles “normales”.
Ahora bien, si
estamos sometidos a estrés constante, el cuerpo no tiene posibilidad de
restablecerse, y por ello los niveles de cortisol y adrenalina se sostienen,
causando desbalances en el azúcar en la sangre y presión alta, dañando el tejido
muscular, la densidad osea, la respuesta inmunológica e inflamatoria, y la
formación de nuevas neuronas en el hipocampo (parte del cerebro responsible de
codificar nuevos recuerdos, situación que afecta nuestra memoria). Cuando el
estrés es excesivo, se pierde flexibilidad mental y nos cuesta más trabajo
encontrar soluciones, hacer cambios, etc. A esta situación se le denomina “burnout”-
se trata de un desgaste donde la persona se siente desmotivada y exhausta
mentalmente.
Hay algunas
estrategias sencillas que pueden ser aplicadas a la cotidianidad para lidiar
efectivamente con el estrés y desarrollar una mayor resiliencia a nivel
emocional. Esto nos ayudará a desempeñarnos mejor y a proteger nuestro cerebro
de daños que puede causarle el estrés en el largo plazo. Cuáles son?:
o
Hacer ejercicio:
El ejercicio ayuda a generar nuevas neuronas y conexiones cerebrales, promueve
una buena calidad del sueño, reduce la depresión y mejora la confianza en uno a
través de la producción de endorfinas – hormonas que producen sensación de
bienestar.
o Practicar
relajación: La meditación, el yoga, salir a caminar al parque, o
cualquier cosa que ayude a aquietar la mente, ayudará a bajar la presión
arterial, la frecuencia respiratoria, el metabolismo, y la tensión muscular. El
contacto con la naturaleza tiene un impacto restaurador en la reducción del
estrés y la función cognitiva.
o
Socializar: Sostener
relaciones sociales estimulantes es crítico para nuestra salud mental y física.
Cree para usted un ambiente sano, invite a familiares y amigos, y comparta con
su mascota para combatir el estrés y ejercitar su cerebro.
o Tome el
control: Empodérese. Tomar control sobre sus propios asuntos puede
ayudar a reducir el estrés. No hay nada peor que evadir o evitar situaciones ya
que esto genera incertidumbre – la sensación psicológica más desencadenante de
estrés que pueda haber.
o Ríase: La risa
– comprobado científicamente – reduce el estrés y el daño que este causa al
cerebro. Desde pensar en algo gracioso hasta divertirse con amigos funciona!
o Piense
positivo: Cambie su manera de ver las cosas hacia un enfoque más constructivo.
Reconozca las cosas buenas que sí tiene en su vida. Practique la gratitud.
Estas costumbres mejoraran su habilidad para manejar el estrés y edificarán un
cerebro más resiliente.
Convivir con altos niveles de estrés puede tener un
impacto profundamente negativo sobre nuestra salud psicológica, fisiológica, y
particularmente sobre nuestra salud cerebral. Si bien no podemos cambiar muchas
veces lo que sucede afuera en el mundo, sí podemos manejar la manera cómo
reaccionamos o abordamos estas. El aprender a manejar el estrés y a dominar
nuestras emociones a través de cambios en nuestro estilo de vida y el uso de
técnicas sencillas dirigidas a reducir el estrés apoyará su salud cerebral, mejorará
su resiliencia emocional, y disminuirá el impacto del declive
cognitivo.
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