sábado, 20 de junio de 2015

Autismo y Neurofeedback

El misterio del autismo está siendo gradualmente decodificado. Desde un punto de vista neuropsicológico, entendemos el autismo como un problema del desarrollo del hemisferio derecho, lo cual resulta en un retraso en las habilidades de comunicación, de relación y de vinculación. También predomina, por lo general, un sistema nervioso sobreactivado que interfiere con la habilidad del niño para estar presente, hacer contacto visual, y donde incluso una mínima cantidad de información a nivel sensorial se experimenta como abrumadora.
El autismo no posee una sola causa ni una única forma de abordarlo. Una variedad de alternativas están emergiendo, cada una contribuyendo de alguna manera en el mejoramiento de la funcionalidad del niño.
Estudios clínicos recientes indican que el entrenamiento directo de la actividad cerebral puede ser de un beneficio aún mayor para los niños autistas, que cualquier otra forma de tratamiento disponible. Esta técnica se llama Neurofeedback, y consiste en medir las ondas cerebrales a través de un EEG y reforzar al niño por mejorar su “comportamiento cerebral”.
Esta sencilla técnica de condicionamiento es una especie de ejercicio para el cerebro, mediante el cual este es desafiado momento a momento a que se dirija hacia estados más funcionales, y gradualmente el cerebro aprende a mantenerse ahí. Por intermedio de este entrenamiento cerebral, este sistema nervioso altamente activado se va calmando.
El entrenamiento también puede ser dirigido hacia la promoción de la regulación emocional, de manera que los niños son ayudados en sus relaciones con sus padres, hermanos, y pares. Más aún, el entrenamiento puede ser direccionado hacia la ayuda del funcionamiento del lenguaje. El control motor normalmente también se beneficia.
El entrenamiento puede también mejorar el funcionamiento físico. Muchos niños autistas padecen, por ejemplo, de estreñimiento, y a través del Neurofeedback, este asunto puede resolverse en forma eficaz. Otros niños pueden presentar sensibilidades a nivel auditivo y visual o táctil, y estas pueden ser calmadas de igual forma.
El Neurofeedback no debe hacerse en remplazo de los tratamientos médicos (si los hay) sino como complemento de estos. Claramente las posibilidades de mejorar los resultados se potencializa al combinar Neurofeedback con lo mejor de los enfoques bioquímicos, nutricionales, farmacológicos y toxicológicos. Toda terapia progresa de una mejor manera si el cerebro del niño está funcionando más óptimamente.
El estudio reciente mencionado arriba hallo una mejoría sintomática promedio de 42% en 20 niños autistas después de sus primeras 20 sesiones de entrenamiento. Un 40% de cambio es de por sí significativo, sin embargo, Neurofeedback no ha agotado sus resultados a las 20 sesiones. La mayoría de los niños se continúan beneficiando a lo largo de más sesiones.
Un buen número de niños autistas logran ser relevados de su medicación durante este proceso. Con el tiempo, es posible incluso que un niño “pierda” su diagnóstico de autismo.
Traducido y editado por Virginia Rojas Albrieux de un artículo original de Siegfried Othmer

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